Vivimos en una época caracterizada por el empuje a la permisividad, donde se rechazan las cosas del amor y donde es notable la caída del vínculo social.
La globalización, el consumismo y los medios de comunicación venden la idea, a niños, jóvenes y adultos, de que “todo es posible”, “todo está permitido” y desde allí cada quien hace lo que quiere sin barreras que limiten; pero son los límites los que pacifican, ordenan y orientan. Como resultado de la época aparecen los “síntomas actuales”, sintomatologías “nuevas” que dan cuenta de un problema de fondo: el déficit de una función que ordene y oriente la vida subjetiva de las personas; que sirva de anclaje. ¿Cómo operar, cómo intervenir, desde la orientación psicoanalítica ante estas nuevas sintomatologías?, para cada quien una vía y un tratamiento diferente.